martes, 28 de abril de 2009

Pulmón en Soledad (Asfixia)

Te sientes flotar en una nube de pedos.
La nube te asfixia, pataleas y caes en medio de una multitud confusa; ciega, sorda y muda.
Sientes asfixia de contemplar lo inanimado y no poderlo animar.
Asfixia de sentirte muerto estando vivo y no saber reaccionar.
Percibes la noche como una gran bola de nieve. Te intimida. La noche indomable es una gran urbe de ranas; un complot contra el mundo; una amenaza latente; una marea sin luna. Hablas animadamente. Después callas. Explotas. Vuelves a intentarlo otra vez, susurras, alzas la voz, y no paras. No respiras. No sonríes. No.
Mas allá de los escudos humanos, solo encuentras sueños reducidos a cenizas; estaciones vacías que fuman bajo el agua, mientras esperan trenes que nunca llegan.
Alaridos de metralla ardiente te susurran al oído. Te sientes observado.
Al girarte y mirar atrás, ves fantasmas que te observan fijamente.
La niebla te envuelve. En la oscuridad tropiezas con el azar. Su esencia se diluye en tus músculos y esqueleto. La carne se contrae. Se envenena de adrenalina.
Mas allá de los escudos humanos, asfixia, la máscara anti gases no funciona.
La ciudad es un bunker lleno de historias. La noche sueña despierta, mientras tú,
inanimado con las barbas en remojo y la ñata apretada contra el muro, esperas un golpe de suerte, un ansiado milagro que nunca llega...No. Nunca. Nunca llega.

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