"A pesar del engaño y la noche
a pesar del daño,
a pesar de pensar en volar
a pesar de los años.
Para ti lo que quieras :
este pedazo de pan
esta insondable herida
este corazón sangriento
esta melancólica alegría"
Te sientes bien. A pesar de las apariencias y contra todo pronóstico te sientes eufórico.
Cruzas la calle con ganas de cantar, y al doblar una esquina, donde no hay ser vivo que pueda verte, comienzas a cantar, gritas, gesticulas, te desahogas y empiezas a darle forma a otra idea, otra idea sin lugar a dudas absurda, pero que servirá para llenar un espacio vacío, un tiempo muerto que transcurre de la misma manera que transcurren las horas dentro de una sala de espera, es decir, desesperadamente.
Necesitas beber algo. Frente a ti un cartel se mueve mecido por el viento (aunque no hay viento), la inscripción dice : La Tasca De Los Desvaríos. Esperas un segundo que se te hace eterno y entras; te sientas junto a una ventana que comunica a un patio interior, la humedad y la falta de luz lo convierten en un nicho. Por fin dejas salir la idea de tu cabeza, la idea despliega sus alas y comienza a volar por si sola. Tu simplemente te dejas llevar y escribes :
A Quien Corresponda : A quien corresponda habitar sombrío la tasca de los desvaríos; haber existido prisionero entre la vigilia y el sueño; estar siempre enredado en las redes del hartazgo, mirando con los ojos ciegos mas allá del aniquilamiento y la miseria, solo decirle que no habrán límites para lo humano, ni tampoco escape posible.
Inútil echarse a llorar por ese amor definitivamente perdido; inútil desear ardientemente no saber nada sobre quedarse dormido, permanecer quieto, inmóvil o ser enterrado vivo; inútil mantenerse siempre en guardia, pasar la noche en vilo, andar por el mundo con la soga al cuello, sumergirse en la corriente de peces y demonios, y dejarse llevar hacia lo misterioso y prohibido.
A quien corresponda seguir buscando un veneno poderoso para el alma atormentada; saciar la sed de morirse y continuar viviendo; tentar a la suerte, llamar a la suerte y verla pasar indiferente con un gesto de desprecio en la cara; encontrarse a mitad de camino vencido, fulminado por un rayo, intentando asomar la nariz por las alcantarillas sin poder lograrlo; echarse tierra encima y cultivar un jardín de hojas perennes y filosas...
A quien corresponda seguir viviendo en el olvido, solo decirle, que bienvenido sea a esta su casa : La Tasca De Los Desvaríos.
sábado, 11 de abril de 2009
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