jueves, 18 de junio de 2009

Frigoríficos Bikini

(Breve historia en la vida de un operario emprendedor)
Diríase que murió en silencio.
Si no fuera por el ruido a costillas rotas nada de aquella
tragedia se hubiese notado.
El personal entraba y salia rápidamente;los del turno de la
noche ansiosos por llegar a sus casas y los del turno de la
mañana ansiosos por acabar cuanto antes y así también arribar
a sus casas,se cruzaban sin apenas saludarse,cada uno de ellos
sintiéndose como un borrego mas del montón.
Aquella mañana el operario Nº899 siguió como de costumbre
camino a su puesto de trabajo,situado en el centro mismo
del frigorífico.Al llegar se quitó la corbata con dibujos del
pato Donald que le ahoracaba,dejó sus guantes ensima de la mesa,y
el sombrero imitación mosquetero y la chaqueta gastada de cuero
colgados en el perchero.
Dio un paso en falso y se tambaleó,hasta que llego al sofá donde
se tumbó a la espera de entrar en acción.Pero el simple hecho de
pensar en entrar en acción hacía que le doliesen todas las
articulaciones y los huesos.Se tocó la frente y vio que le
quemaba las manos,después sintió un frío intenso que le bajaba
por la espalda y le cortaba la respiración.
Rápidamente empezó a sufrir escalofríos,espasmos,convulsiones y
náuseas.Hasta que se hartó de todo aquello,intento levantarse
pero era demasiado tarde,había dejado de sentir náuseas y las
articulaciones no le dolían.
Notó como una de las paredes le caía ensima,después otra,otra,
y otra mas...
Escuchó que llamaban a la puerta,y alertado,justo en ese instante
al intentar moverse por segunda vez,supo con certeza de que
efectivamente algo andaba mal.
Abrió la puerta y salió al pasillo con forma de túnel,estaba
oscuro;a tientas buscando las llaves de la luz activó por error
una de las máquinas,el estallido sobrevino por sorpresa,
un fogonazo bestial de dolor lo segó para siempre.
Pasaron varias horas,mientras las ratas indiferentes al desastre,
olfateaban el vapor de la carne y el óxido de la sangre.
Cuando la bocina pitó avisando el cambio de turno,su cuerpo
yacía inmóvil ensima de una mesada de acero inoxidable revestida
de azulejos blancos.Ahora su cuerpo estaba frío a temperatura
ambiente.
El frigorífico siguió funcionando con normalidad,los operarios
entrantes destriparon su cadáver y lo trocearon igual que a un
vacuno,bobino o porcino;primero lo cortaron a la mitad,después
en cuartos,hasta reducirlo a pequeños trozos de carne
sanguinolenta;con sus tripas hicieron butifarras y chorizos,
con su sangre(descoagulada a través de un proceso químico)
hicieron morcillas dulces y saladas.
Al finalizar la jornada,alguien llevaba puesto un sombrero de
mosquetero,del cual destacaba una enorme pluma de faisán
imperial que colgaba de una de sus alas.

1 comentario:

  1. Ojalà haya podido vola y la pluma sea una señalr... espero que la muerte o lo que le siga no sea asi, como lo que viene despues de la caìda de las paredes...

    besos,
    Vero.

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